Sin cadenas y sin límites
- Mallely Rodriguez
- 2 may 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 12 jun 2023
Estar encerrados en cuatro paredes, sin la oportunidad de explorar la creatividad ni interactuar con el exterior puede llevar a cualquiera a un estado de locura o violencia. Dentro de este marco de tormento, encontramos un rayo de ayuda humanitaria que trae consigo una fuerza irremplazable: la reinserción social como apoyo psicológico y productividad económica. Hoy esa misma fuerza es la que permite que las mujeres del penal Santa Mónica se reintegren a la sociedad con confianza y determinación.

La reinserción social en el Perú es un factor clave que busca mejorar la calidad de vida de los internos penales. Según el artículo 3 del Decreto Legislativo Nº 1343, la finalidad de la reinserción social comprende seis puntos importantes. De los que rescatamos tres: disminuir la incidencia delictiva dentro de los establecimientos penitenciarios, capacitar en competencias laborales para adquirir mayores oportunidades laborales y, por último, impulsar la generación de recursos económicos para solventar las necesidades de los reos dentro del penal.
Sin embargo, ¿Por qué es tan importante llevar a cabo una interacción social de este tipo en las penitenciarias? Ya en su tiempo, el filósofo griego Aristóteles manifestó que “el ser humano es un ser social por naturaleza” y que dependemos de otros seres humanos para sobrevivir. En 2018, los investigadores Butler, Solomon y Spohn, señalaron que la privación de la libertad, desde permanecer encerrados en casa hasta los castigos de reclusión, afecta a la salud mental y física de las personas.
Estos argumentos sugieren que la falta de convivencia con el exterior causa un desceso en los índices de empatía, lo que refuerza las conductas violentas que pueden terminar en motines o revueltas, generando mayor inseguridad dentro de las cárceles. Por lo tanto, esta ayuda humanitaria coayuda a la reinserción de personas productivas en nuestra sociedad y les brinda un propósito que poco a poco cambia sus vidas.
CONTRIBUCIÓN TEXTIL
Según la Cámara de Comercio de Lima, hasta el año 2019, más de 135 empresas del rubro textil, calzado y artesanía han dado empleo a aproximadamente 1300 internos en el país. Dentro de esta lista se encuentras marcas conocidas como Renzo Costa y Burana que fomentan el empleo en los penales Ancón II y Santa Mónica.

Pero las marcas de moda sostenible no se quedan atrás. Metamorfosis es una tienda peruana de ropa sostenible liderada por Melina y Sheila, dos hermanas con pasión por la moda y una conciencia socia y ambiental que comparten con su público a través de sus redes sociales. En 2021, Metamorfosis empezó un proyecto de reinserción social con las mujeres en el penal de Santa Mónica, con el propósito de brindarles una nueva perspectiva que transforme su vida y cumplan sus sueños.
Las historias de libertad en sus redes sociales demuestran los fabulosos resultados de este proyecto, en donde las mujeres privadas de su libertad son las protagonistas y un reflejo genuino de empoderamiento y esfuerzo pujante. Como el testimonio de Katheryn López, “Gracias a Metamorfosis porque, desde que ingresé al penal, me han ayudado a descubrir mi talento para el tejido a crochet, ahora puedo trabajar, solventarme económicamente y apoyar a mi familia.”
Sin embargo, la marca no se ha limitado a la ayuda dentro de los penales, sino que extienden este aporte incluso a las ex presidiarias desempleadas en busca de un sustento económico. “Ellas nos siguen apoyando. Cuando salí de la cárcel, tenía miedo de no encontrar tabajo, pero ellas me aceptaron y ahora soy feliz tejiendo y bordando prendas maravillosas.”, compartió Elsa Méndez, ex reclusa de penal Santa Mónica.
UN CAMBIO SIGNIFICATIVO
Cuando hablamos sobre moda sostenible, por lo general asociamos este término con el cuidado del medio ambiente. Sin embargo, esta tendencia ha demostrado ir más allá con sus contribuciones sociales y económicas, ya que no solo genera menos residuos contaminantes, sino que también contibuye a la economía circular, aumentando la taza de empleo y generando más ingresos para los ciudadanos.
Nuestros padres y abuelos podrían desconocer la importancia de elegir bien nuestras prendas y tener un control sobre lo que usamos. Por eso, las nuevas generaciones tenemos la misión de compartir esta ideología para salvar lo poco que nos queda de un mundo sano.
Hasta hace cinco años, el término fast fashion no era conocido en latinoamérica, ni si quiera en el Perú. Hoy, gracias a la globalización y las redes sociales, cada vez es mayor el número de personas en el mundo que conoce las consecuencias a largo plazo de contribuir al uso desmedido de esta moda rápida. Y cada vez somos más los grupos de personas que luchamos en contra del abuso de la industria textil.
“Es increíble el impacto que tiene la moda sostenible en los jóvenes de hoy. Hemos encontrado una nueva forma de transmitir personalidades sin llegar al extremo. Es cierto, cada vez somos más, pero podriamos llegar a ser muchisimos más. Por eso, como asociación, invitamos a todos a formar parte de este movimiento.”, sostiene Andrea Ramírez, investigadora de la Asociación de Moda Sostenible del Perú.
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