Tejiendo lazos familiares sostenibles
- Josehp Villalobos
- 4 may 2023
- 2 Min. de lectura
El Perú alberga a más de 633 mil adultos que viven solos. Los cuales buscan cómo salir adelante y llevar un pan para comer a su casa día con día. Un 56,4% de adultos octogenarios en el Perú son mujeres según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Una manera que encuentran para salir adelante es vender los tejidos que hacen, técnica ancestral que aprendieron con la ayuda de sus familiares.

Una de las tradiciones más antiguas que tiene el Perú es el tejido. El cuál ha pasado de generación en generación en distintas comunidades, tales como Q´ero, entre otros que hay en el Perú. En el Perú antiguo quienes se encargaban de ser las hileras y tejedoras eran las mujeres. Es por ello por lo que, tras generaciones, fueron ellas quienes han compartido sus conocimientos sobre este arte.
Teodolinda Villalobos, de 68 años, teje desde los 12. Su mamá, Adela Cruzate, le enseñó a tejer a ella y sus tres hermanas. Cada una de ellas usó este arte como pasatiempo y para divertirse, no es sino hasta años después que lo usarían también para tener un ingreso económico extra en casa.
UN NUEVO COMIENZO
Teodolinda, Teo para los amigos, comenta que desde el mini infarto que sufrió en enero de 2022, las cosas han cambiado. Ahora ve al tejido como una ayuda para disminuir sus niveles de estrés y generar ingresos, controlando su enfermedad y apoyando a su familia. Teo menciona que una de las cosas que más le piden sus clientes son los tejidos para niños, bebés y recién nacidos. Aunque sus clientes adultos también solicitan que les elaboren gorros, guantes o chompas.
Su sobrina de diez años, Valeria, la visita frecuentemente porque quiere aprender a tejer. Le basta con ver a Teodolinda, sentada frente a la ventana de su casa, para aprender poco a poco las diferentes técnicas de tejido. “El tejer es un arte y nunca pasará de moda”, manifiesta Teo.
La tasa de desempleo para el adulto mayor se vio fuertemente afectada por la pandemia y, en el Perú, las personas de la edad de Teodolinda no encuentran trabajo con facilidad. Esto hace que adultos mayores que viven solos no cuenten con un trabajo estable con seguro y planilla, y es por eso que buscan la manera de cómo salir adelante. Personas como Teodolinda han encontrado en el tejido una manera de hacer frente a los problemas que tienen.
TEJIDOS EN GENERACIONES
Martina Cueto de 54 años, quien es cuñada de Teodolinda nos cuenta que toda su vida vivió rodeada de sastres. Es gracias a ellos que aprendió a diferenciar entre las calidades de telas, lanas, aprendió medidas y trucos en el tejido y bordado.
Para Martina el tejido es algo que vio durante años y le recuerda a sus tíos y abuelos, ya que lo fueron aprendiendo de generación en generación. Algunas de las prendas que usaban normalmente eran elaboradas por ellos. Es así como aprendió también el no desechar la ropa cuando ya no le quedaba a un niño, sino dársela a otro más pequeño.
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